¿Qué es la astenia? La astenia es fatiga o cansancio que puede deberse tanto a causas físicas como psicológicas y es un síndrome muy frecuente entre la población general. Se estima que una de cada cinco consultas médicas ambulatorias se deben a este problema. Afecta más a mujeres que a hombres y se presenta sobretodo en edades entre los 30 y 50 años.
En este artículo hablamos de la astenia asociada al cambio estacional. Se trata de una sensación de debilidad física e intelectual, una falta de vitalidad general que puede interferir en el desempeño de nuestras tareas cotidianas y que todos hemos experimentado alguna vez. Por lo general la astenia estacional es relativamente leve y de corta duración, pero puede llegar a ser muy molesta.
¿Qué síntomas tiene?
¿A qué se debe?
Dejamos atrás los meses calurosos y soleados de verano, las vacaciones se acaban y nos reincorporamos a la rutina laboral. Los días se acortan por lo que estamos expuestos a menos horas de luz solar, un factor muy importante para prevenir estados de ánimo depresivos pues afecta directamente a la química de nuestro cerebro, más concretamente a nuestra glándula pineal. La falta de luz solar aumenta los niveles de melatonina, una hormona relacionada con el sueño y la temperatura corporal, por lo que sentimos más necesidad de dormir. La serotonina, sustancia que regula los estados emocionales, disminuye, por lo que nos sentimos más desanimados o tristes. El organismo responde a estos cambios climáticos y de rutina de forma defensiva, porque trastocan nuestros ritmos biológicos. De modo que podríamos decir que se trata de una “rebelión” de nuestro organismo ante los cambios que experimenta nuestro ambiente y contexto.
¿Cómo se soluciona?
La astemia estacional desaparece al cabo de pocos días, cuando el cuerpo y la mente se han habituado a su nueva rutina.
No obstante, hay formas de reducir su impacto o la duración del mismo:
Si pasadas unas semanas no desaparece la astenia acude a un médico para descartar alguna patología médica.
Como apunte interesante os comento que en países situados en latitudes altas del hemisferio norte, como los países escandinavos, Rusia, Canadá y Alaska, Alemania y Holanda entre otros, la escasez de horas de luz solar ha llevado a sus habitantes a solventar el problema con ingeniosos inventos, como las persianas de iluminación artificial o las lámparas terapéuticas de luz solar. Usando estos trucos logran que sus cerebros segreguen las sustancias necesarias para activarse y mantener un estado de ánimo positivo, así como prevenir déficits de vitamina D. En Umea (Suecia) han instalado estas lámparas de fototerapia en las paradas de autobús y en muchos colegios se expone a los niños a baños de luz.
Aunque en España no tenemos ese problema y podemos disfrutar de horas de luz natural durante el invierno, hay personas más sensibles que otras a las fluctuaciones de luz solar. Por eso algunos tenemos más astenia estacional que otros. A estas personas sensibles les recomiendo el uso de lámparas de este tipo durante media hora diaria en los meses de invierno, sobretodo en provincias situadas al norte de España, como Galicia, Cantabria, Asturias o País Vasco.
¡Feliz Otoño!
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